Un acuífero es una formación geológica subterránea que alberga agua. En condiciones normales, estas reservas de agua dulce permanecen en contacto con el agua salada del mar, manteniendo cierta relación de equilibrio. Sin embargo, diferentes causas, naturales (como las bajas precipitaciones) o antrópicas (como la sobreexplotación de los acuíferos o los vertidos de la salmuera producto de las actividades de desalinización), desencadenan o aceleran los procesos de salinización de los acuíferos.
La salinización implica un incremento de la concentración de sales y minerales de las aguas subterráneas, que deteriora sus parámetros de calidad.
Además del aumento de la salinización de los acuíferos costeros debido a la subida del nivel del mar (y a la presión turística y urbana, por qué negarlo), hay otras amenazas que deberían preocuparnos. Quizás algunos a estas alturas aún quieren creer que el deshielo de los polos que provoca que suba el nivel del mar no es culpa del ser humano, pero me imagino que la sobrexplotación que se está llevando a cabo en algunos acuíferos, no se podrá negar que es responsabilidad del hombre.
Una investigación de la organización ecologista World Wildlife Fund (WWF) en España, hecha en 4 acuíferos españoles, detectó que se estaba extrayendo agua de “forma ilegal”, el equivalente a 65.000 piscinas olímpicas. Su investigación comenzó por la inquietud de saber cómo se regaban las miles de hectáreas de esas zonas, que no se encuentran cerca de ningún río. Hay cierto descontrol, ya desde la propia Administración, en la concesión de derechos de uso de esas aguas subterráneas.
Comentarios
Publicar un comentario
Deje su comentario